Un libro muy informativo,
y algo periodístico.
Se lee guay y es
entretenido.
Yo pensaba que eran más cabrones, y me
equivocaba.
No son unos santos.
Pero no tan crueles como
sus colegas italianos o rusos.
Más códigos.
Hablan de sus tattoos, sus
meñiques cortados, sus vestimentas, sus ritos,
y de que les da más pasta sus actividades pseudo legales que las
ilegales.
Yo tampoco creo que sean mas mamones que los de
ResponderEliminarla Gurtel , o Juan Carlos primero, putero y pistolero .
El libro se vé interesante ,